Personaje: Sargento Thomas




Relato procedente: "Asesinato Macabro II" (Huellas del Tiempo).

Resumen: El Sargento Thomas fue con su equipo a la fábrica en la que encontraron a otra víctima, la cual, les resultó familiar, ella era Rose. A él y a todo su equipo les fue muy difícil aceptar el hecho de que una compañera como ella hubiera sido víctima de James Mitowski, simplemente no podía ser cierto. Thomas habló con la abuela del sospechoso, a la vez que las llamadas a los aeropuertos culminaban, y todo empezó a tener sentido, es decir, su infancia, su violencia, el patrón que utilizaba y su obsesiva forma de organizarlo todo en la escena del crimen. Una llamada de uno de los aeropuertos en los que el Sargento llamó, consiguió localizar a Mitowski cogiendo un billete de avión hacia Rusia, por lo que, con total rapidez fueron allí y consiguieron detenerle por fin para que no hiciera daño a nadie más y pagara por la honorable muerte de la agente de policía Rose.

Nombre completo: Thomas Corwell Saints                       Edad actual: 33 años

Ciudad actual: Nueva York                                             Rango en la Policía: Sargento


Descripción física:

Pelo bastante corto, negro y la mayor parte de las veces, oculto gracias a la gorra azulada reglamentaria que solemos usar los sargentos del Departamento de Policía de Nueva York. Mis ojos castaños suelen entrever a aquel niño maltratado que fui, dejan entrever la tristeza y el abandono que siempre he sentido, algo que Rose conseguía alejar de mí muchas veces, por no decir siempre. Mis labios gruesos suelen permanecer serios, ya que, mi trabajo lo requiere, no puedes sonreír cuando te dicen que han encontrado a una víctima muerta debajo de un puente, pero sí puedes hacerlo cuando el caso es resuelto; incluso parece que para sonreír debas seguir las instrucciones, aunque nadie dijo que trabajar en el cuerpo de Policía iba a ser algo fácil, siempre hay que seguir las reglas y ser un detective modelo para conseguir subir la escala de rangos, muchas veces, es realmente agotador. Mido un metro setenta y cinco, esbelto y durante los días de la semana voy con traje y corbata, como la mayoría de los Sargentos, ya que, es un rango superior y así se te puede distinguir de los agentes y los detectives, aunque la gorra debemos llevarla. 

Descripción de la personalidad:

Como he dicho anteriormente, soy una persona seria, ya que el trabajo lo requiere, al igual que la responsabilidad y la capacidad de resolución de problemas en el menor tiempo posible, es algo que vieron en mí mis superiores, por lo que, me subieron de rango. Suelo ser una persona que siente cosas profundas pero que no las dice, no suelo confiar mucho en la gente, por lo que, mis ojos dicen todo lo que a mí me gustaría, pero únicamente Rose sabía describir esa mirada. He crecido alrededor de un montón de mentiras, lucha entre familias, muerte, crueldad y maltrato, no suelo hablar de ello y no me gusta que mis superiores saquen el tema cada vez que hay un caso de violencia doméstica, creen que no podré soportarlo debido a mi pasado. Soy una persona que no se rinde nunca sean cuales sean las situaciones, consigo que los casos sean resueltos aunque ninguna persona de mi equipo tenga ninguna pista, soy capaz de ver cosas que el resto no ven, es lo que hizo que mi superior decidiera situarme en el Departamento de Homicidios. Solamente en privado suelo tener un sentido del humor peculiar, pero hago que la persona que está a mi lado sonría, para mí es lo único que importa en ese mismo instante. Creo que estoy en este mundo para conseguir que la justicia tenga lugar, para ayudar a aquellos familiares víctimas de algún perturbado a que entiendan por qué han tenido que perder a sus familias, aunque la razón sea bastante rara y llena de locuras. A veces, entiendo por qué ciertos psicópatas sienten la necesidad de matar, creo que el mundo es demasiado cruel y las personas demasiado ilusas como para llevar un mundo tan grande como este adelante cuando todas ellas, solo buscan que hacer daño a los demás, buscan el interés y obtener solamente su propio beneficio, son capaces de venderte por algo mejor. Es lo que pienso del mundo, pero creo que ha nadie le importa, solo soy otro loco que está en desacuerdo con el sistema, simplemente vota a otro político que te robe menos dinero y, ¡listo! ¡Vaya panda de ignorantes!

Un pasado oscuro y de abandono:

Mis padres estuvieron felizmente casados durante más de veinte años, pero según me contó mi madre, la magia simplemente se apagó, así que, acordaron divorciarse, tomándoselo con calma y sin hacer ningún tipo de espectáculo, cosa que cualquiera les hubiera agradecido. Así que, al principio todo iba bien con mi madre y nos teníamos el uno al otro, de hecho le dije que jamás la dejaría sola y que yo cuidaría de ella, pero acabó llegando el hombre que terminaría con todo lo que teníamos y con todo lo que fue mi madre alguna vez.

Conoció a aquel hombre cuando yo tenía unos diez años, estuvieron saliendo durante siete u ocho años; ella siempre llegaba a casa sonriendo, aunque otras veces, triste pero nunca le daba importancia, decía que había tenido una discusión con su novio pero que no había ningún problema. Más tarde, cuando yo tuve una edad de unos diecisiete años, mi madre dejaba aparecer a ese hombre por casa casi regularmente, es decir, que la mayor parte del tiempo estaba con ella y conmigo allí; a mí me parecía un tipo que escondía algo, que tenía una máscara en la que, hacía parecer a todos que era la persona más maravillosa del mundo pero que en realidad, no lo era. Convenció de alguna manera a mi madre para vivir con ella en aquella casa que ambos teníamos, en aquella casa en la que había compartido con mi padre y en la que ahora iba a estar ese tipo; mi madre siempre me acusaba de que yo le miraba mal, e incluso, de que no me acercaba a él, sino que, cada vez que el tipo estaba en casa, yo me iba, era cierto, pero nunca se lo dije. 

La convivencia con ese tío empezaba a ser horrible, ya que, él siempre tomaba las rindas de las vidas de los demás, nos decía a mi madre y a mí lo que teníamos que hacer y, si no lo hacíamos nos castigaba pegándonos una paliza. La verdad, yo no sabía qué hacer, aquello se estaba volviendo una situación insostenible e intensa, quería denunciarle, pero cada vez que iba a la policía e iban a casa para ver qué ocurría, él amenazaba a mi madre para que no dijera nada y que acabara siendo yo el loco que les había llamado solo porque no me caía bien. Ese tipo era un maltratador, un manipulador y un puto psicópata, no podíamos seguir viviendo en aquel lugar con aquel hombre que nos consumía, pero mi madre no lo veía, creía que todas aquellas veces que nos pegaba era por nuestro bien y que nos lo merecíamos; estaba clarísimo, mi madre había dejado llevar a su mente y su cuerpo hacia donde él quería, había vendido el alma al diablo. 

Hubo un día clave en el que todo terminó, en que la luz de esperanza que yo tenía por que mi madre dejara de creer en ese tipo y en lo que él decía, se había desvanecido por completo, se había ido con ella. Aquel veinticuatro de diciembre, mi madre se disponía a organizar todo para el día de Noche Buena, era un día muy especial para ella y le encantaba animar la casa con luces y con Papá Noel; aquella mañana la dejé allí decorando con aquel tipo, ya que, yo tenía que ir a hacerle unos recados que me había encomendado mi madre. Volví para la hora de comer, justo a tiempo para ver que mi madre estaba en el suelo sobre su propio reguero de sangre, con los ojos abiertos, mirando hacia aquel árbol de navidad inacabado y la supuesta arma homicida, una pequeña paella en la que iba a guisar la comida para esa noche. En ese momento, lo vi claro, en ese momento supe que quería ser Policía, quería ser la persona que atrapara a aquellos que irrumpían en casa de una madre soltera y hacían que la vida de ella y de su hijo se volvieran un infierno. Consiguieron cogerle un par de años después, ya que, estaba bien escondido el muy hijo de puta, pero lo encontraron y habían las suficientes pruebas irrefutables para condenarle; me tocó la lotería unos años después de estar condenado, cuando me llamaron de la Comisaría diciéndome que mi padrastro había sido asesinado en la cárcel, tengo que decir que aquello hizo que me sintiera feliz, por fin ese tipo tenía lo que se había merecido desde que nació, la misma muerte que había tenido mi madre, la mujer que me había criado y que había sido asesinada injustamente a manos de ese psicópata.

Un futuro solitario:

La muerte de Rose fue impactante, triste y sobrecogedora, no podía creer que la mujer a la que amé estuviera colgada de aquella manera. Conseguimos coger al culpable pero, el vacío que dejan las personas cuando se van, no lo rellena nadie, no hay persona que sea capaz de reemplazarla como si nada, no sé si voy a ser capaz de recuperarme.

La resolución del caso Mitowski hizo que todos los del Departamento de Policía se enorgullecieran del buen trabajo que habíamos realizado, así que, gracias a ello me subieron el sueldo haciendo caso omiso a lo que les dije, no quería ganar más dinero deshonrando la muerte de Rose, pero como siempre, haz caso a un superior. Como ignoraron lo que he dicho anteriormente, les di a su familia el dinero suficiente como para organizar un funeral más elegante y honorable, no quería que se gastaran más de lo que debían, así que, conseguí que aceptaran todo aquel dinero sintiéndome mejor conmigo mismo. 

Desde el momento en que vi a Rose de aquella manera, que no encuentro la forma de relacionarme con cualquiera de las mujeres que me piden una cita a ciegas en las páginas web. Suelo quedar con ellas y, cuando las veo en frente de mí, pierdo el interés despidiéndome de ellas y dejándolas en el restaurante en el que habíamos quedado; ninguna es como ella, ninguna podría superar aquel talento, aquella sonrisa, aquella forma que teníamos de conectar, aquellos ojos que lo decían todo... Nada será como antes, así que, he decidido dejar las citas a ciegas y centrarme un poco más en mi trabajo, ya que, tenemos otro asesino en serie que acecha en la oscuridad buscando a alguien que le atrape.

Siempre voy a ser este tipo de hombre, siempre voy a ser el Sargento que va a ir detrás de locos que no tienen otra cosa mejor que hacer que quitarles a vida a personas inocentes. Siempre voy a acabar ayudando a las víctimas que se han quedado sin sus familiares, siempre voy a ser aquel hombre que lucha por que esta ciudad sea un lugar mejor, siempre voy a tener las mismas razones para hacer este tipo de cosas y enorgullecerme de ellas y de resolver los conflictos que pueda para evitar que nadie más termine como Rose, para que nadie más destroce mi corazón, aunque no puedan destrozar mi amor por ella jamás...







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