Personaje: Ryan




Relato procedente: "Obsesión" (Huellas del Tiempo).

Resumen: Aeris era una joven totalmente obsesiva por Ryan, un chico que empezó una relación con ella poco habitual, no consideraba que fuera nada serio pero ella lo consideró como tal, llegando a matarle por haberla rechazado en el momento en que él se dio cuenta de su problema. Aeris en sus momentos de inconsciencia consiguió pedirle disculpas a Ryan por todo lo ocurrido, sacrificando su vida por la de él, muriendo como tal en la vida real y dejando paso a la respiración entrecortada de aquel joven del que estaba perdidamente enamorada.

Nombre completo: Ryan Siles Cole                                Edad: 32 años.

Ciudad actual: Canadá                                                     Profesión: Músico.


Descripción física:


Mi cabello dorado es corto y fino, intentando que en todo momento esté brillante e hidratado, no soporto tocarlo y notarlo áspero. Mis ojos verdosos son como los de un gato que está observando en la oscuridad aquello que hacen los demás, aquello que sienten y se ven incómodos cuando alguien los mira con fijación. Mis labios finos han sido besados por varias jóvenes con las que he estado pero sin olvidar a Merilyn, aquella mujer inolvidable que dejó atrás nuestra relación. Mi cuerpo esbelto suele ir adornado con unos simples vaqueros o una camisa y una americana, me encantan sobretodo en el aspecto informal, nunca me gusta ir demasiado mudado.

Descripción de la personalidad:

Suelo ser alguien bastante honesto, ya que, cuando salgo con alguna chica siempre dejo claras mis prioridades y aquello que quiero de esa relación, ya sea, un simple rollo pasajero, una relación de sexo sin compromiso o algo mucho más serio; no soporto que hayan confusiones, como ocurrió con Aeris. Soy muy positivo, me gusta pensar en aquellas cosas buenas y poder superarme cada día más, digamos que soy una motivación continua, no puedo remediarlo, mucha gente se queda realmente sorprendida con mi forma de pensar. Me gusta la libertad, es decir, hacer lo que quiera cuando yo quiera sin restricciones, algo que no supieron respetar mis padres a una edad ya bastante tardía, siendo ello motivo de mi alejamiento a mi familia. Odio a la gente obsesiva e hipócrita, ya que, me ha sucedido con varias mujeres que creen algo que no es y después eres todo su mundo sin siquiera conocerte del todo, trastornándose sin darse cuenta, negándose a sí mismas, mintiéndose y creyendo firmemente que no es así, que tienen un sano juicio.

Una infancia ignorante:

Mis padres nunca fueron unas personas muy cultas, de hecho, ellos mismos decían que no sabían exactamente qué aportar a mi vida, a mi educación... a veces, estaban realmente desesperados y le preguntaban a mi tía qué hacer en ciertos momentos complicados en los que entre hermanos nos tirábamos de los pelos. La verdad, nunca les pedí nada pero estaba totalmente seguro que quería estudiar y no ser como ellos, ignorantes y sin querer saber más sobre el mundo, sin querer salir de nuestra pequeña ciudad para no perderse, ser así de ignorante en todos los aspectos de la vida misma.

Me daba cuenta de todo aunque era muy pequeño, sabía que nadie podía aportarme mucha cosa y que debía hacerlo yo. Decidí estudiar tanto como me fuera posible y dedicarme a aquello que me llenara realmente, quería dar paso a mi pasión desde el momento en que pude permitírmelo, empecé a tocar la guitarra clásica y el piano, acabaron siendo mis dos pequeños juguetes.

Una adolescencia llena de restricciones:

Desde el momento en que tuve la suficiente edad como para pensar por mí mismo, mis padres se dieron cuenta de que iba reclamando más libertad, iba formando mi personalidad y empezaba a salir con mis amigos. Dentro de su ignorancia, pensaban que lo único que hacía era alejarme de la familia, algo que no era para nada cierto, ya que, tan solo quería hacer mi vida, formarme como persona y tomar mis propias decisiones; era algo que mis padres no tenían claro porque lo único que les enseñaron cuando eran jóvenes fue la unión de la familia, el estar siempre con los seres queridos, tener hijos y poco más, así que, lo que yo buscaba en mi vida les parecía realmente extraño.

Decidí irme de casa a los dieciocho años, cuando tuve el suficiente dinero ahorrado para hacerlo, buscando desesperado un trabajo a media jornada con el que poder conciliar mis estudios. Lo conseguí, fue en un Burguer King, no ganaba gran cosa pero era suficiente para pagar el alquiler, comprar comida, algo de ropa y comprarme algún caprichillo. Mis padres no estuvieron de acuerdo con tal decisión, así que, dejaron de hablarme por completo, dejaron de responder a mis llamadas y dejaron de hacérmelas, ya no me consideraban su hijo porque me había alejado de la familia y no quería lo que todo el mundo quería: una mujer, celebrar una boda preciosa en la que asistiera toda la familia y tener hijos con la persona que no solo hubiera elegido yo, sino la persona a la que ellos dieran el visto bueno aunque a mí no me convenciera demasiado. No entendía ni siquiera por qué seguían haciendo estas cosas en el mundo moderno, simplemente no tenían remedio alguno, no querían prosperar, así que, les dejé atrás para seguir con mi vida.

La música: Algo único

Cuando tuve unos veintitrés años, conseguí el suficiente dinero como para permitirme ir a un conservatorio, lo suficientemente profesional para aquello que quería conseguir: aprender, dar conciertos y darme a conocer por todo Estados Unidos; también llegué a ello, con perseverancia y teniendo claros todos mis objetivos. No recibí ninguna llamada de felicitación de ningún miembro de mi familia, no era de extrañar, era la oveja negra de la familia, menos mis hermanos que seguían los principios familiares basados en la tradición que todos llevaban a cabo durante años anteriores.

Conforme fui aprendiendo, todo a mi alrededor era diferente, veía las cosas desde otra perspectiva y me hizo convencerme de que no era yo quién estaba equivocado, había tomado las decisiones correctas. La música era el pilar fundamental de mi vida, mucha gente me seguía por todos mis trabajos en solitario gracias al conservatorio, algo más estricto con los alumnos y un poco menos interesado en que fallemos, me lo esperaba, así que, intentaba exigirme más de lo que me pedían.

Merilyn: La ninfómana

De verdad creía que era la única que me hacía sentir de aquella manera tan pura y especial, la única que me daba todo en cuanto podía soñar, esa chica especial que compartía todo conmigo sin esperar nada a cambio, salvo que yo tan solo había sido un medio para llegar a un fin, siempre fui su marioneta. La conocí en un parque cercano a mi casa hace unos cinco años, yo era joven e inexperto, quizá algo curioso y con ansias de vivir experiencias, lo cual, hizo que se me nublaran los ojos cuando vislumbré aquel cabello pelirrojo, aquellos ojos verdosos y penetrantes, aquellos labios gruesos pintados de un rojo sangre muy potente y un cuerpo que cualquier otra envidiaría. Tan solo se sentó a mi lado y me dijo unas palabras que me cautivaron, con aquella suave y seductora voz, con aquel vestido del mismo color que sus labios y con aquel aroma a perfume no muy barato. Sus labios se despegaron y dijo: "Cuántas vueltas da la vida, dejándome conocer a una persona tan maravillosa como tú, con esos ojos profundos y llenos de amor". Con esa frase me dio la sensación de que nos conocíamos de toda la vida.

Me cautivaba con sus andares y con aquellos ojos verdosos que dejarían embobado a cualquiera, sin querer ver en qué me estaba convirtiendo, sin querer ver en lo más profundo de ella, sin querer saber quién era ella verdaderamente. Merilyn nunca medió palabra sobre sus otras parejas, no le gustaba hablar de ello y yo lo respetaba, hasta que llegó el día en que empecé a sospechar que se veía con otras personas, ya que, salía a altas horas de la madrugada cuando me veía dormir plácidamente, decía que tenía reuniones de lectura cuando ni siquiera la vi leer un libro en todo el tiempo que pasé con ella e intentaba escabullirse de muchos de los planes de pareja que hacíamos con amigos para no tener que mostrarse en público. Una noche la seguí cuando estaba lo suficientemente convencida de que yo dormía y la vi entrar en una casa enorme con alguien con quién había quedado, un hombre bastante fuerte que la besó en los labios y por todo su cuello nada más verla, fue algo que me volvió loco. Lo más curioso de aquella noche fue que no solo estuvo en casa de uno, sino que se reunió con tres chicos, admitiendo cuando me vio esperándola en el porche de mi casa mirándola con fijación y enfado, sabiendo que algo iba mal en cuanto me vio, que era ninfómana y que no podía evitarlo. Al día siguiente no la volví a ver, cogió sus maletas aprovechando que estaba dormido para largarse sin decir una sola palabra.

La verdad es que me dolió profundamente aquello que me hizo, ya que, me sentí como si fuese su juguete personal, otro al que pudo manipular para tener algo asegurado cada noche y satisfacer sus necesidades sexuales, aquellas incapaces de controlar según me dijo. No llegué a saber si lo que me contó era real o no, lo único de lo que estaba seguro era que a pesar de quererla como lo hice, me pagó con dolor, con una infidelidad que ni yo mismo esperaba, dejándome atrás una vez descubrí el pastel, yéndose fríamente a otra ciudad porque aquí ya no le ataba nada. Aprendí a no enamorarme más ni a querer de aquella manera como lo hice con ella, no podía y no iba a permitírmelo.

Aeris: La psicótica obsesiva

Cuando pensaba que mi vida volvía a estar bajo control después de lo que ocurrió con Merilyn, después de haber sido desgarrado por ella, apareció una joven curiosa, apasionada y con la que me gustaba mucho conversar, era muy entusiasta e igual de positiva que yo, me gustaba su manera de pensar pero todavía no estaba preparado para mantener una relación seria habiendo terminado la última en desastre, no podía olvidar a Merilyn aunque quisiera. Hacía muchas cosas con Aeris, de hecho, quedábamos en el parque enfrente de mi casa para ir a tomar un helado y conversar, pero habiéndole dejado totalmente claro que no quería nada más que una amistad, a lo que ella aceptó. Todo empezó a volverse raro en el momento en que una noche me quedé en su casa debido a toda la lluvia que estaba cayendo fuera, había dejado el coche en casa y no podía volver andando a casa con aquella tormenta, así que, ella me ofreció quedarme en la suya aprovechando que sus padres estaban de viaje. Como bien supondréis, una cosa llevó a la otra y terminamos abrazados después de una noche de sexo.

Después de esa noche todo empezó a pasar muy rápido, ya que, me enviaba mensajes de "buenos días", quería estar conmigo todo el tiempo, irrumpía en mi trabajo enfadándose si no le hacía caso, me observaba desde un banco cercano a mi trabajo porque no podía dejar de mirarme según ella, decía que me quería con locura y que quería pasar la vida conmigo, que era su media naranja, totalmente segura de ello. Lo primero que pensé fue que aquella chica se estaba precipitando y estaba teniendo una serie de pensamientos que no eran correctos, se estaba confundiendo totalmente, pero lo único que recibí a cambio de una explicación, fueron gritos y una cuchillada en la carótida. A partir de ahí, oscuridad.

Una inesperada resurrección:

Como he dicho, la oscuridad me embriagó totalmente, al igual que el charco de sangre que ya formaba parte de la casa, de mi preciosa moqueta específicamente. No sé exactamente dónde estuve pero no me gustaría volver allí, ya que, es un lugar solitario en el que no puedes hablar con nadie, estar con alguien cercano, simplemente empiezas a volverte loco hablando contigo mismo, preguntándote qué hiciste mal para acabar de aquella manera y no entendía el por qué, para mí no había razones suficientes. Durante lo que a mí me parecieron siglos, estuve en un círculo de desesperación constante, intentando aceptar que estaba muerto, que había pasado a un nuevo plano, a una nueva etapa de mi no-vida y, de repente, una luz increíblemente blanca me llamó para que me dirigiera hacia ella, era cegadora. Le hice caso a mi incrédula mente y, cuando me di cuenta me había despertado en aquel montón de arena en el que me habían enterrado. Finalmente, mi familia me hizo caso: sabían que me encantaba la naturaleza, así que, les dije que cuando llegara mi hora me gustaría ser enterrado de esa manera. Así me di cuenta de que seguían queriéndome a pesar de haberme convertido en alguien tan rebelde e inconsciente para ellos.

No fue difícil salir de allí, estaba bastante mojado pero hice lo posible por moverme rápido y no ahogarme. Cuando salí estaba totalmente engarrotado y habían pasado unos cuatro años desde mi muerte, la ciudad incluso parecía algo cambiada ante mis ojos y me enteré de que la joven Aeris había cambiado su vida por la mía en un intento de perdón. La verdad, terminó dándome pena porque era una buena chica, su mal fue obsesionarse demasiado rápido, no saber el significado de querer a alguien en libertad, de saber lo que se siente pero sin volverse loco, sin querer engancharle ante todo, sin dejarle vivir su vida en conjunto. Asistí a su funeral por respeto y perdonarla por todo aquello que ocurrió cuando ambos estábamos en vida, no sabía qué decir, así que, dejé unas rosas sobre su tumba y pensé en que ya estábamos en paz, la había perdonado.

Como era de esperar, toda mi familia se quedó totalmente sorprendida de mi regreso, ni yo mismo me lo explicaba, así que, todos lo achacamos a que fue un milagro. Gracias a ésto, volví a tener a mi familia de vuelta, más respetuosa e intentando no enfadarme; de forma indirecta, Aeris me ayudó mucho, se lo debo.

Un futuro solitario:

Entiendo que mis padres quieran ser abuelos y que se me esté pasando el arroz, pero no quiero volver a sufrir por una mujer nunca más. Sé que no es una visión muy positiva del asunto y yo había dicho anteriormente que me consideraba como tal pero no puedo permitirme más cosas como éstas, situaciones que me llevaron a la muerte y, que si no hubiera sido por aquel perdón que tanto ansiaba Aeris, no habría vuelto a la vida. Para mí era algo demasiado arriesgado el volver a tener una relación, alguien con quién compartir algo más que una amistad, alguien que quizá no estaría preparado para conocerme, para estar conmigo pasara lo que pasase e incluso, para comprenderme.

Después de todo lo pasado no quería pensar en otra cosa que en disfrutar de mi pasión que siempre ha sido la música, comer en casa de mis padres de vez en cuando para que no crean que mis ideas de libertad han cambiado y poder compensarme a mí mismo todo el tiempo perdido, intentando recuperarme de aquella muerte tan presente para mí ahora. Así que, intento mirar hacia delante como si el pasado hubiera dejado de existir, como si la oscuridad no me hubiese absorbido durante esos cuatro años y como si el dolor hubiera pasado, aunque sigue existiendo en algún lugar de mi mente y mi corazón, cosas que jamás se podrán olvidar.
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