Personaje: Eric




Relato procedente: "Desconocido" (Huellas del Tiempo).

Resumen: Después de vivir muchos años con aquella mujer decidió matarla, ya que, lo que vio en sus ojos no le gustó nada. La marcó como a una diana, clavándole cuchillos por todo el cuerpo y haciéndole creer que era un total desconocido para ella, no entendía por qué le estaba haciendo todo aquello.

Nombre completo: Eric Vascos Lumbre.                     Edad actual: 35 años.

Ciudad natal: Chicago.                                              Profesión: Psiquiatra.



Descripción física:

Mis ojos grandes y negros suelen embaucar a los más débiles, les pierde la profundidad con la que soy capaz de mirarles, quizá hasta les asusto; mis labios finos muestran agradables sonrisas fingidas pero que ninguna mujer es capaz de ignorar, así es como puedo llegar a ellas para que terminen siendo cuerpos inertes sentados en una silla desangrándose; y, por último, tenéis mi cuerpo esbelto y fuerte, debido al ejercicio, soy un obseso de la figura, necesito concentrarme en algo más que en matar a otros.

Descripción de la personalidad:

Bueno, como bien sabréis por el argumento de mi ex novia, no tengo un carácter muy agradable y si lo tengo dura tan solo cinco minutos, ya que, después de eso vuelve la locura, desesperación y ganas de matar. No he sido alguien fácil de entender, ni siquiera lo he pretendido, simplemente he sido alguien que ha tomado lo que ha querido, que ha sido malvado y al que nadie ha mostrado una pizca de compasión, alguien con un pasado lo suficientemente traumático como para volver a vivirlo una y otra vez con todas mis víctimas actuales.

Matanza familiar:

Durante aquellos tiempos, todavía no sabía lo que estaba sintiendo en mi interior, no entendía qué era aquello que quería salir con tanta fuerza, esa parte oscura de mí, la cual, pude acallar durante unas largas horas en mis primeras muertes. Mi madre biológica empezó a salir con un hombre algo quejumbroso, pesado, algunas veces bebía más de la cuenta y le daba por pegarme palizas, se sentía bien cuando lo hacía y más cuando sabía que yo no era su hijo biológico, tan solo otro problema que debía resolver.

Mi madre no era capaz de entender que no podía seguir haciéndome eso y, mucho menos, encerrarme en el sótano de nuestra casa y esperar que muriera de hambre, suerte que tenía a mi hermano mayor para traerme algo de comida cada noche a escondidas, con la esperanza de poder sacarme de allí algún día y huir de aquel infierno al que estábamos inmersos ambos. Mi hermano Sean sobrevivía porque le seguía la corriente, yo no podía hacerlo, no podía ver cómo él y mi madre eran sus súbditos mientras me hacía todo eso a mí sin importarle lo más mínimo y, por descontado, mi padre biológico no quiso saber nada del asunto y, mucho menos, de mí; tuve que coger la justicia por mi mano en cuanto salí de aquella cárcel del infierno en la que me habían obligado a vivir.

Una rabia fluía por mi interior, no podía soportar ese dolor tan profundo que acechaba cada parte de mi ser, esa ansia por abrirle la yugular mientras dormía, así que, confié en mi instinto y le clavé un cuchillo en el cuello mientras estaba profundamente dormido justo al lado de mi madre, a la cual, también tuve que eliminar de mi vida por permitir que ese hombre me hubiera maltratado de aquella manera. Digamos que esa fue mi iniciación, lo que ha venido siendo el jueguecito más divertido en mi vida: La matanza.

Hermanos fugitivos:

Como era de esperar, mi hermano Sean no tuvo una reacción de lo más positiva, así que, tuve que convencerle para salir de allí antes de que la policía viniera, debíamos esconder todas nuestras huellas, debíamos incendiar la casa en la que nacimos y crecimos hasta ese justo momento. Sean tenía muy buenos recuerdos, ya que, él vivió la parte en la que nuestros padres estaban casados y cuidaban muy bien de sus hijos, pero la parte en la que nos maltrataban no la contaba y no estaba dispuesto a que nos cazaran por culpa de su compasión y tristeza, así que, le di un codazo en la nuca para que se desmayara y le saqué de allí lo más rápido que pude metiéndolo en el coche y llevándomelo de allí, mientras se incendiaba aquella casa que había sido el infierno personificado para mí.

Estuvimos viajando durante meses, era mejor no estar parado mucho tiempo en un mismo sitio, la policía se preguntaría por qué sus dos hijos no hacían acto de presencia en la muerte de sus padres, digamos que éramos los sospechosos principales. Sean me miraba como si estuviera loco pero yo no podía remediar lo que hice, tan solo lo llevé a cabo para salvarnos el culo antes de que volviera a atacarnos ese loco de nuestro padrastro, no podíamos seguir siendo sus siervos constantemente. Nos llevó algún tiempo acostumbrarnos a estar mudándonos siempre, e incluso, a Sean le costó mucho aceptar lo que hice para salvarnos la vida, estuvo bastante tiempo sin hablarme, intentando castigarme por el mejor momento que pude saborear en toda mi vida.

Un lugar al que llamar hogar:

No esperaba que ese lugar fuera Alaska, jamás pensé que llegaríamos tan lejos en tan poco tiempo y que nos asentaríamos allí hasta el día de hoy. Sean tenía miedo que mis ansias de matar aumentaran y pensaba que nos iríamos de allí lo más pronto posible, ya que, mataría a alguien y eso provocaría un estado de alarma en toda la ciudad, pero intenté controlarme. Alquilamos un pisito en el que poder compartir una vida juntos después de estar un tiempo sin permanecer así, sin tenernos como hermanos y más llevando a cabo mi plan con nuestros padres. 

Pudimos forjar un vínculo entre ambos, algo tan fuerte que nadie podría destruir, algo que formaba parte de los dos y que Sean ni siquiera creía que podía haber ocurrido, ya que, siempre me trató como un loco por hacer lo que hacía con mis víctimas. Digamos que llegó a entenderlo, pensó que estaba enfermo pero realmente, vivía una y otra vez las muertes de nuestros padres: Cuchillo en el cuello a la pareja que yaciera en la cama y acababa incendiando la casa. Lo que pasa es que no debía llamar la atención y debía caerle bien a la gente, así que, debía apaciguar mi rabia y comportarme como era debido si no queríamos mudarnos a ningún otro sitio. Ahí apareció Lessly, un encanto de mujer.

La muerte de Sean:

Una tarde como cualquier otra, Sean volvía del trabajo, le encantaba porque tenía que ver con ser analista en la policía y ayudaba en algunos casos importantes, le ilusionaba increíblemente y, de paso, se enteraba de si la policía sabía lo de mis asesinatos o no y si la respuesta era afirmativa, podía redirigir un poco la investigación hacia otro lado. Pues bien, esa tarde volvía del trabajo y tuvo un simple accidente de tráfico, del cual, el que iba borracho conduciendo sobrevivió y mi hermano el prudente tuvo que morir, aunque conseguí encargarme de que el otro no viviera tampoco una semana después de aquello, cuando averigüé a quién se le ocurrió hacerle eso a Sean, e incluso, cometer la imprudencia de ir bebido mientras conducía.

Su muerte hizo que aquel lazo que habíamos creado durante aquel tiempo que vivimos juntos, se hubiera esfumado. Me sentía vacío, solo y totalmente fuera de mí, digamos que perdí la noción del tiempo, haciendo que las ganas de matar aumentaran cada vez más dentro de mí. Escogía a cada víctima al azar y les hacía brutales maldades y, al final, terminaba dejándoles los mismos cortes que presentaba el cadáver de mi hermano cuando fui a comprobar que era él en el depósito. 

Lessly, una mujer que sabía quién era en realidad:

Como ya sabréis, la conocí en una cafetería cercana a donde vivíamos Sean y yo. Era una joven apasionada, con aquellos ojos castaños, su pelo negro y aquella sonrisa que irradiaba ternura por todos lados y tenía un cuerpo de infarto. Esa es la mujer con la que decidí compartir mi vida, la mujer que haría que mi vida allí no fuera una total pérdida de tiempo y conseguiría que me quisiera tanto que pudiera ser mi tapadera para todas las horas de las muertes, lo cual, podría tener siempre confesión de una mujer que jamás podría creer que yo matara a alguien.

Pensé que ella sería mi distracción y lo fue durante unos cinco o seis años, disfrutábamos juntos y hacía que no pensara en mi hermano y que consiguiera dejar atrás el piso en el que vivíamos. Lo que no estaba preparado para asumir es que me dejaría de creer tan pronto, que su mirada no sería la misma, que sus sonrisas tiernas serían una farsa y que la profundidad de mis ojos ya no lograra camelarla. Empezó a temerme, estaba más fría que un témpano conmigo y las noches de sexo tan solo las disfrutaba yo, terminaba levantándose de la cama al terminar y durmiendo en el sofá, llegó hasta tal punto que me despreciaba. Así que, tuve que hacer lo que mejor se me daba, odiaba ser ignorado.

La muerte de Lessly:

Normalmente, cuando mataba tenía una especie de ritual: Les decía a mis víctimas que les mataba para poder traer a mi hermano de vuelta, y era la verdad más fuerte que había sentido en toda mi vida. Pensaréis que estoy loco pero cuando la víctima que yacía muerta enfrente de mí cerraba los ojos y dejaba de respirar, podía despedirme de mi hermano, podía sentir como si me estuviera despidiendo de verdad, como si pudiera pasar página otra vez, anhelando que estuviese conmigo. 

Sé que pensaréis que soy un monstruo de lo más cruel, y creédme que os puedo dar ese gusto, pero no pude evitar no sentir absolutamente nada por matar a la joven e increíble Lessly, terminé sintiendo que era otro medio para alcanzar un fin y una tapadera que finalmente no me sirvió de mucho. Así que, por fin la he apartado de mi mente y he empezado a hacer las mismas cosas una y otra vez, sin arrepentimientos, ni ataduras, ni preocupaciones ni ninguna otra cosa que tenga que ver con los aburridos y poco simpáticos sentimientos.

Un futuro de matanzas infinitas:

Supongo que he de seguir solo este tormento de la vida misma, me siento vacío por la muerte de mi hermano y me he quedado sin una tapadera consistente para todas mis muertes, así que, tendré que juntarme con una niñita pija y tonta, casarme con ella y agasajarla con todo tipo de cosas caras para que se quede conmigo, enseñarle mi lado bueno y todo eso para que pueda convencer a nuestro público con que soy una buena persona y que mi hobby principal es desmembrar cadáveres o sentarlos en una silla para hacerlos dianas de mis cuchillos. Ese es mi futuro.

Lo veréis algo oscuro, siniestro, quizá algo anecdótico pero estoy seguro de que no pararé de matar y que necesitaré de algunas personas para que escondan lo que yo he hecho, para que puedan servirme para el fin para el que les he elegido, en este caso, para mi futura tonta mujer. Junto a ésto, buscaré a víctimas susceptibles, algunas que peguen a sus hijos o a las que sean drogadictas y quieran morir, lo mismo les hago un favor; y, posiblemente, mate a alguien inocente por el camino por el hecho de no poder frenar mis impulsos, pero de eso se trata, ¿no? De divertirse.




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