Personaje: Brian



Relato procedente: "Palabras al Viento" (Huellas del Tiempo).

Resumen: Maira fue una de las personas más importantes para Brian, alguien que vivió muy feliz a su lado y que la perdió en un accidente de tráfico, de hecho, presenció el suceso. La joven apareció en su casa en carne y hueso y no podía creérselo, pero vino para unas horas y alguien llamado Trent se cruzó en su camino para llevarla a su nueva casa.


Nombre completo: Brian Coller.                                                   Edad: 30 años.

Ciudad natal: Chicago.                                                                Profesión: Mecánico.


Descripción física:


Mi cabello castaño siempre lo he tenido corto, nunca he probado dejármelo largo porque no me imagino con él. En mis ojos castaños se puede vislumbrar la tristeza que me embriaga a diario, deseando ver los de Maira con esa profundidad y sensibilidad que los completa. Mis labios gruesos tratan de encontrar la forma de superar semejante pérdida, permaneciendo tensos y distantes, sin siquiera transmitir ni una sola sonrisa. Mi cuerpo esbelto siempre está agotado, cansado y lleno de niebla alrededor, con un montón de sensaciones inentendibles que trato de equilibrar a diario, queriendo mejorar mi día a día y tratando de no volver a atrás.

Descripción de la personalidad:


Siempre he sido una persona afable, o al menos, así me definía Maira. Solitario y un poco perdido en mis pensamientos, no dejaba que nadie entrara en ellos porque yo formaba mi propio mundo y no quería que nadie interfiriera en él. Con lo que le sucedió a Maira creo que todo ésto ha ido aumentando poco a poco hasta convertirme en oscuridad, he tenido tantas ganas de desaparecer que, la vida simplemente he querido que se disipara, apagado, con montones de momentos desagradables que se agolpaban en mi cabeza y que mi físico trataba de reflejar, algo que mi médico denominó "depresión", aunque realmente, me sentía morir cada día. Me siento luchador ahora mismo, incluso soñador y curioso de si personas que han muerto pueden volver de otros mundos para encontrar a sus seres queridos.

Una infancia algo confusa e inocente:

En mi infancia siempre fui alguien inseguro tanto conmigo mismo como con las relaciones con los demás, por eso me sentaba y jugaba solo, aunque mis padres intentaran que estuviera junto a otros niños, prefería aislarme, me sentía más cómodo y mucho más en mí mismo. Sacaba buenas notas, era el último en salir de clase para intentar no ser la presa de los veteranos del instituto y terminar con la cabeza metida en el váter como cada semana. 

Además de todo ésto, la separación de mis padres me dejó algo tocado. Siempre les había visto juntos, dejar de hacerlo me dejó confuso y algo perplejo. Ésto hizo que me encerrara cada vez más en mí, que dejara de lado cualquier posibilidad de congeniar con alguien y que mi principal objetivo fuera quedarme metido en mi cuarto con todos los insectos que iba capturando cuando iba con mi padre a cazar. Dejé de hablar durante un tiempo, según los psicólogos, fue por la ruptura de mis padres, alguien tan frágil como yo no podía soportar semejante desajuste en su vida, así que, trataba de equilibrarlo de esa
forma.

Maira, alguien que me sacó de mi cautiverio personal:

Hubo una persona muy importante en mi vida, esa fue Maira y ahora os explicaré por qué. Fue quién me hizo dejar de ser presa de mí mismo, para convertirme en alguien que compartiera su vida con otra persona, era alguien que empezó a cambiar de pensamiento en referencia a la sociedad, aunque tan solo tenía una opinión positiva sobre ella, los demás eran gente de paja, no me interesaba lo más mínimo. Nos acoplamos bien, de hecho, era muy comprensiva y entendía perfectamente por qué me afectaba estar rodeado de gente, de hecho, siempre comíamos juntos en una esquina del enorme patio en el que podíamos circundar y ni siquiera echaba de menos a sus amigas o con la gente que solía salir los fines de semana, renunció a muchas cosas por tener esa hermosa amistad que empezamos hacía unos meses y que teníamos intención en mantener.

A Maira le gustaba toda la burbuja que había formado a mi alrededor y formar parte de ella era algo que parecía interesarle en gran medida. Su sonrisa era cautivadora, su mirada me tenía perdido, su cabello rojizo endulzaba mis ojos y su cuerpo me tenía embelesado, simplemente no quería que se alejara de mi lado, de hecho, nunca lo hizo. Nuestra amistad fue a más, tanto que nos descubrimos con veinte años y con ganas de independizarnos, olvidarnos de nuestros padres y empezar una nueva vida sin nadie que nos molestara, ya fuera lejos de donde habíamos crecido o a tan solo unos kilómetros, lo único que queríamos era tener una vida de dos, así fue como nuestra historia empezó a ser inolvidable. Cada día era primavera, cada noche era pasión y la unión de nuestros labios era completo deseo, algo que sería incapaz de explicar con palabras.

El terrible accidente:

Durante unos años, nuestras vidas iban de bien a perfecto, era imposible quejarnos de nada porque todo estaba en orden, justo como lo habíamos planeado. Teníamos planes de mudarnos a una casa un poco más grande a las afueras de la ciudad, tener hijos, quizá casarnos... ese tipo de cosas que a cualquier pareja se le pasan por la cabeza. Nuestro alrededor tenía todas las de ganar, estábamos encurtiendo nuestras vidas, incluso nos conocimos mucho más a fondo todavía, cosas del otro que jamás habían salido a la luz y que había llegado el momento de expresarlas.

Todo ésto desapareció en el momento en el que bajé del coche unas manzanas más abajo de donde tenía que comprar en una frutería, estaba casi a punto de entrar y vi que Maira se acercaba poco a poco hacia el cruce donde me encontraba yo para recogerme, cuando el coche que venía desde el otro lado embistió al coche que hacía tan solo unos meses que habíamos comprado. Mis ojos se abrieron de par en par envuelto en completo pánico, tan solo tenía en mi mente que Maira no hubiera resultado herida, que tan solo estuviera bien... pero estaba claro que nadie escuchaba mis plegarias, el choque fue tan fuerte que Maira murió en el acto, justo delante de mis narices. Ese fue el momento en el que toda mi vida se derrumbó ante mis pies sin poder hacer nada para evitarlo, al igual que los sueños que tuvimos juntos y los proyectos que queríamos reflejar en nuestras vidas, todo desapareció...

Un proceso:

Unas dos semanas después del incidente, es cuando me empecé a dar cuenta de todo lo que había ocurrido. Según los médicos estaba en shock y por eso no había sentido nada durante todo ese tiempo, pero todo ésto, empezó a cambiar en el momento en el que empecé a sentir náuseas, tener vómitos continuados, bajar de peso, dolores de cabeza intensos, temblores, etc. Empezó una situación de nunca acabar, no podía soportar que la casa en la que habíamos vivido durante aquellos maravillosos años y los momentos compartidos se esfumaran por completo, el silencio de aquel lugar era como si me perforaran constantemente por todo mi cuerpo y la sensación de soledad que me producía permanecer tirado en el sofá mirando el techo y no hacer más que llorar desconsolado la terrible pérdida que había sufrido.

Me puse en manos de los médicos más especializados en este tipo de acontecimientos a petición de mis padres, hará cosa de unos diez meses. Estaban preocupados por mí, yo tan solo quería caer en un espiral tormentoso que me llevara directo a la muerte, pero no fue posible, mis padres estaban presentes para evitarlo, de hecho, tuve que vender la casa para no recordar todo lo ocurrido. Estuve viviendo con mis padres durante los cinco meses que me hicieron falta para recuperarme lo suficiente y encontrar un estudio dentro de lo económico para poder empezar una nueva vida solitaria y desprovista de todo lo que podría haber creado si estuviera Maira.

El más allá:

Después de un año de haber pasado por un proceso difícil de tragar, tuve la visita de alguien inesperado, alguien que había querido volver a ver desde hacía tiempo, Maira había vuelto del más allá para encontrarme. Esa voz dulce, la sonrisa que recordaba y el ese sentimiento profundo que siempre había sentido por ella y que debía dejar de expresar porque ya no estaba, todo volvió de repente como un golpe de gracia, completándome con esa ansia que tenía por abrazarla, besarla y dejar que formara parte de mi vida otra vez, lástima que la visita fuera tan corta.

Pude darme cuenta, después de la visita de ese tal Trent que vino a por ella del más allá, de que después de la muerte nuestra alma va a un lugar distinto en el que sirve a unos Señores de Luz que no tengo ni idea de quiénes son. Estaba contrariado por toda aquella historia, no quería que Maira volviera a irse, pero lo hizo, después de aquel tierno beso de despedida que me dio en los labios, esos que siempre estuvieron caprichosos por formar parte de los míos. Toda mi esperanza, se desvaneció en cuestión de horas y otra vez debía recuperarme de un golpe intenso, algo que podría durar más tiempo, mucho del que no estaba demasiado dispuesto a pasar, prefería desaparecer que sufrir mucho más.

Un futuro repleto de soledad y anhelo:

Quiero a Maira y la sigo queriendo allá donde esté y, obviamente, a pesar de lo que ella diga, nunca va a haber otra persona a mi lado, nadie podrá reemplazar a semejante encanto proveniente de la naturaleza. He decidido el camino de la soledad antes que sentirme culpable por acciones que luego no podré enmendar, ella siempre será la única e inigualable con la que compartía mi vida y nadie más puede cambiar mis recuerdos o mis sentimientos por ella, será algo que recaiga sobre mis hombros el resto de mi vida sin siquiera poder evitarlo.

Todos mis sueños han caído arduamente, así que, he decidido crear nuevos como comprarme una Harley Davidson y recorrerme el mundo subido en ella, hacer una especie de terapia personal en la que sentirme a salvo, protegido del dolor de la humanidad porque sé que jamás podré sentirme completo sin ella, no podré ser quién me había propuesto ser y el vacío tan profundo que ha menoscabado en mi corazón es algo incurable, algo que formará parte de mí siempre. Recorrer el mundo en esa moto, será lo único que haga que me sienta libre de todo el dolor sufrido de una vez por todas y es algo que tengo que hacer solo.

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