Personaje: Matthew



Relato procedente: "Memorias" (Huellas del Tiempo).

Resumen: Tras mucho tiempo dedicado a la escritura, Matthew se retira con el último libro donde recopila sus memorias, recordándolas de forma cariñosa. Han habido muy buenos momentos en su juventud tras publicar nueve de sus libros, tras encontrar el éxito en todos ellos, incluso, malos atravesando críticas. Cambió su forma de escribir durante un tiempo, dado que, la antigua estaba ya demasiado anticuada con la venida de internet y su lenguaje algo arcaico, aunque, con los últimos libros escritos, consiguió arrancar las ventas otra vez, feliz de haber conseguido acercar a la juventud a sus obras. Ahora, recordando todo esto, se despedía de su carrera profesional para saludar a su nueva vida que no tenía ni idea de qué le depararía...

Nombre completo: Matthew O'Connel Johnson.                                  Edad: 70 años.

Ciudad natal: Nueva York.                                                               Profesión: Escritor.


Descripción física:

Mi cabello negro intenso y corto de mi juventud, se tornó canoso; mis ojos verdes siempre maravillándose de preciosas ciudades, despiertos, ilusionados... ahora permanecían cansados y algo caídos debido a la vejez, nadie vive para siempre, ¿no? Mis labios gruesos ya no esperaban los besos robados de cualquier mujer que tratase de buscar mi dinero o sexo para comentarlo en los programas de televisión, se mantenían solitarios, desprovistos de cualquier sonrisa, no me sentía preparado para dejar mis obras atrás. Mi cuerpo atlético, ahora estaba lleno de arrugas, desprovisto de fuerzas, torpe, a veces, ausente... Ya no soy lo que era, como todos, con el tiempo.

Descripción de la personalidad:

Nunca traté de ser arrogante, pedante o importante, todo fue llegando solo, así que, diría que he sido durante toda mi vida una persona agradecida, atenta con los demás, humilde y afable. Me siento como un hombre con éxito, con un gran don para comunicar, con una fuerte intensidad y emoción en la palabra escrita. Supongo que el sentimiento de soledad que, a veces, he dado a conocer, simplemente, me engloba pero no me define, siempre me he sentido acompañado de mis sentimientos, pensamientos, ideas para mis libros y las palabras que formaban parte de ellos. He sido muy trabajador y dado a mi pasión, nunca he entregado algo fuera de fecha, me gustan mis momentos tranquilos en casa después de una semana de firmas de libros a lo largo de quince ciudades diferentes... Siempre me ha gustado ser yo mismo, es algo que me ha hecho triunfar en mi escritura y me ha hecho único y original en mi ámbito.

Humildad, ante todo:

Fui hijo único, viví entre personas trabajadoras y dadas a los demás. Mi madre se preocupaba por mí pero no demasiado, le gustaba enseñarme a cuidar de mí mismo, entrenarme de alguna manera para abrir los brazos al mundo y conseguir hacerlo solo para cuando mis padres ya no estuviesen conmigo. Siempre fuimos una familia que se suele etiquetar como "pobre", ambos trabajaban pero era imposible llegar a final de mes, mi padre hacía malabares para conseguir el dinero que necesitábamos para pagar todas las facturas, normalmente, haciendo favores a vecinos arreglándoles algún aparato de cocina, el lavabo... a parte de ir a trabajar cada día en su taller de mecánica y hacer horas extras en cuanto se diese la oportunidad. Mi madre tenía dos trabajos, asistía cada día al de limpieza en una finca de apartamentos y, los días que tenía libres, iba a un restaurante de freganchina (lavando platos).

Siempre me inculcaron el trabajo duro para conseguir lo que quería. Nunca fui un niño que encajara en sus clases, era alguien raro que no tenía claro el seguir con las expectativas futuras de los demás con ser veterinarios, médicos, policías, bomberos... yo quería ser escritor, pero nadie lo supo porque prefería quedarme callado que ser juzgado por ello. Nadie supo nada hasta que llegué a adolescente y pude ver una pequeña oportunidad en mi camino, siempre decía que quería ser enfermero para salvar a la gente de la muerte, algo que podía mantenerles entretenidos para poder ocuparme de mis asuntos tranquilamente. Aunque, sabía muy en mis adentros, que tendría que trabajar muy duro para conseguir que mis libros gustasen, que mis palabras enamorasen y que mi pasión llegase a los corazones de mis futuros lectores. Tenía un gran camino por delante.

Decisiones importantes:

Tomé la decisión de ser escritor en la edad de dieciséis años, en cuanto una editorial se presentó en nuestra clase para darnos una charla y hacer un ejercicio con nosotros: realizar un relato y entregarlo para ver el grado de imaginación que tenían los jóvenes de aquella escuela. El mío les impresionó tanto que me llamaron tres días después, me dijeron que les interesaría mucho que formara parte de su editorial como autor, si tenía alguna idea de convertirme en escritor y, acepté sin dudarlo, dado que, tenía algunas ideas de cómo empezar con mi libro, tan solo esperaba a terminar la escuela para poder dedicarme al cien por cien a ello.

Mis padres siempre confiaron en mí, leían mis historias desde que era un niño, ellos mismos decían que algún día, sería un escritor estupendo. Sé que antes he dicho que nadie sabía nada de esto, es verdad, tan solo leían mis relatos pero no sabían que quería convertirme en escritor. Cuando terminé en el instituto y hube aprobado todas las asignaturas con creces, mis padres ya habían ahorrado lo suficiente para enviarme a una Universidad barata como para que aprendiese lo básico de la profesión que quisiera, así que, me di cuenta de que era el momento perfecto para lanzar mi decisión a mi familia, pasara lo que pasase, aunque sabía que no pondrían demasiados problemas. Mi madre lo aceptó de buen grado, mi padre no lo asimiló tan bien, no solía confiar mucho en empresas algo más grandes, con dinero a reventar y no creía que se hubiesen fijado en mí por casualidad pero, de todas formas, aceptó, dado que, era mi decisión y era lo que yo quería hacer de verdad en esta vida. Aprovecharon ese dinero para pagar algunas facturas pendientes, al fin y al cabo, les salió bien la jugada con mi decisión exitosa...

Primera obra:

La primera obra es la más difícil, es como si debieras mostrar el mundo lo que vales, la cantidad de fulgor en palabras que puedes compartir con los demás, la cantidad de emociones que puedes hacer sentir... La tenía empezada desde que decidí ser escritor a lo largo de mi adolescencia, así que, como seguía gustándome la historia y tenía muchas más cosas que incluir, traté de perfeccionarla lo máximo posible. Se trataba de un detective privado al acecho de un asesino en serie que mató a su hija hacía tres años, se mantenía obsesivo, sediento de algo más que venganza, trataba de frenar sus impulsos pero, en ciertas situaciones, se veía incapaz... tenía insomnio, pesadillas, constantes ataques de pánico... Era un libro intenso, lleno de emociones, de palabras conexas, que tenían un gran significado y mucho potencial, estaba seguro.

En cuanto hube terminado el libro, decidido a triunfar en ello, me puse en contacto con la editorial que me había llamado hacía ya casi un año, sin demasiada confianza de que se acordasen de mí. Impacté tanto con aquel relato de la escuela que sí lo hicieron, por supuesto, quisieron leerlo antes de publicarlo y aceptaron con creces darlo a conocer al mercado, decían que desde un primer momento habían podido ver mi fuerza como escritor, era muy bueno y no querían perder la oportunidad de ser los primeros en publicar mi obra. No podía estar más orgulloso de mí mismo y de mi don con la escritura, también estaba impresionado y emocionado por lo que estaba ocurriendo. Ahora, tan solo tenía que esperar a una respuesta...

Empezando una carrera:

Al haberle dado el visto bueno a mi obra tras dos semanas de deliberaciones y nerviosismo por mi parte, se publicó, se había cumplido el sueño de mi vida. La editorial veía necesario darme a conocer en algunas ferias del libro donde podía compartir con muchas personas el libro que acababa de publicar e instar a mucha gente a comprarlo, además de empezar con las firmas de libros. Empecé a moverme por diversas ciudades día tras día, digamos que viajaba más que un cantante, casi no estaba en casa con veinte años de edad, disfrutando de cada uno de mis viajes, dado que, el libro llegó a un plano internacional y tenía que contentar con mi presencia a la gente española que me esperaba impaciente por preguntarme muchas cosas sobre el libro.

Estaba en una nube, con esas mariposas que sueles sentir en el estómago cuando te enamoras, aunque en mi caso, estaba loco por mi pasión, por lo que empezaría a ser una carrera que esperaba fuese larga y exitosa. Aunque la editorial se llevaba la mayor parte de las ventas de los libros, también me llevaba una buena parte y fue lo suficiente como para aliviar a mis padres de las deudas de la casa, comprarles un coche decente para dejar de utilizar los sucios servicios públicos y para mejorar nuestra casa que ya era algo vieja y necesitaba una reforma urgente. Vi las lágrimas en sus ojos de orgullo, de alegría por haber triunfado en aquello que me apasionaba y por haber actuado acorde a como me habían enseñado, también complacidos por haber recibido toda aquella ayuda proporcionada en cuanto empecé a cobrar las primeras ventas del libro. A partir de aquí, mi sueño hecho realidad, iba en aumento casi sin darme cuenta.

Gente importante, vívoras y vampiros emocionales:

Conforme fui escribiendo libros y haciéndome cada vez más conocido, empecé a acudir a eventos como invitado junto con otros escritores importantes que, incluso, admiraba y habían formado parte de mis librerías. En aquellos lugares había de todo, desde personas terriblemente prepotentes debido a sus éxitos, gente importante y humilde que ayudaba a que los eventos fuesen más interesantes y vivos, las conocidas vívoras que tan solo se acercaban para chupar del bote, hasta los llamados vampiros emocionales que buscaban broncas, humillaban y criticaban tus obras en cuanto tenían ocasión, algo que llegó a causarme problemas. No solía acercarme demasiado a las personas tóxicas, aunque sí me solía codear con gente importante que me podía dar acceso a otros eventos que incluyesen más promoción y así, poder opinar sobre mis libros.

Aunque no siempre fui alguien inmune a la picadura de una vívora necesitada de sexo y dinero. Una melena rojiza e intensa se desplegaba en medio de un enorme salón lleno de gente ataviada con vestidos carísimos y trajes espectaculares, llamándome con aquellos impresionantes ojos azules, con sus labios gruesos de carmín necesitados de otros para saciarse, su cuerpo era sublime, dado al placer y a la gloria misma del éxtasis. Era muy dada a la conversación, captaba la atención de los presentes pero a mí, ya me tenía calado y lo sabía. En cuanto la conocí, no pude quitármela de la cabeza, me tenía obsesionado, loco... era una emoción intensa que no sabía muy bien cómo controlar. Mis padres me avisaron sobre ella pero no quise hacerles caso, seguía ciego, comprándole ropa, dándole dinero para salir a eventos con sus amigas actrices, llevándola a cenar a sitios caros, invitándola a viajes, copas... Pude ver la realidad cuando en uno de los eventos más importantes a los que llegué a asistir, tonteaba con uno de los hombres con más dinero de allí, se dieron un beso y se olvidó de mí, no ganaba lo suficiente para cuidar su cabello y sus caprichos. Estaba indignado, fue un golpe duro que no pensaba volver a sentir, se había acabado el ser pasional, había terminado con las mujeres.

Un futuro de mis memorias:

Lo único que me quedaba en mis manos, era el último libro que publicaría, debido a mi edad y la necesidad de desconectar de todo lo que conlleva ir de un lugar para otro sin parar, estoy demasiado mayor como para vivir entre ese ajetreo. Trataba de mis memorias, mis buenos y malos momentos en el mundo de la escritura, mi pasión por las palabras y las únicas personas que siempre formaron parte de todo aquel mundo y que me apoyaron en todo momento. Me sentía muy triste al pasar página, al encontrarme con un adiós casi permanente, dado que, iba a seguir escribiendo algunas cosas para mí, para algún que otro periódico que se interese por alguna de mis escrituras pero nada que conlleve desplazarme o tener algún tipo de obligación o responsabilidad con respecto a ello, ya me toca bajar el ritmo debido a mi edad.

Siempre viviré entre palabras, miraré por la ventana y observaré mi imaginación, completa, resplandeciente... hasta mi último aliento. He perdido memoria, eso sí, incluso, ciertas fuerzas pero siempre tendré este libro para recordarme todo ello en el momento que quiera, me siento impaciente por saber qué opinan mis fans, las revistas más importantes del país y muchos de los escritores con los que me he codeado cuando era joven. Trato de encontrar una forma de no llorar ante esta situación, ojalá no tuviera que alejarme de todo este mundo apasionante pero, así debo hacerlo, aunque mis palabras fluyan y mi pasión permanezca, debo hacer caso a mi médico y bajar el ritmo de trabajo, tratando de recuperar mis ratos libres en el bosque cercano a mi casa, observando a los animales en aquel río, leyendo en cada noche y cada mañana, transmitiéndome mil y una sonrisas, millones de sentimientos hechos realidad en mi corazón.

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